Negociación de la esperanza y la aceptación

Así como no hay dos ataques o derrames cerebrales iguales, tampoco existen dos familias afectadas por un ataque o derrame cerebral que sean idénticas.

La forma en que las familias enfrentan un ataque o derrame cerebral puede variar desde la negación total hasta la gestión meticulosa de cada detalle. Y la forma en que responden a una enfermedad posiblemente discapacitante a largo plazo puede influir en el resultado del sobreviviente, ya puede afectar cómo se ven a sí mismos.

Algunas personas creen que el conocimiento es poder, así como una manera de controlar su salud en el futuro. Estas personas realizan búsquedas en internet, se mantienen al día en las redes sociales, participan en salas de chat, comparan opiniones y descubren tratamientos alternativos.

Por el contrario, otras personas consideran que el conocimiento es una desventaja. Sienten que perdieron el control cuando reciben un diagnóstico médico definitivo. Es probable que minimicen e incluso rechacen las malas noticias; en otras palabras, tienden a la negación.

Mantener una actitud positiva permite a los sobrevivientes y sus familias intentar nuevas soluciones. Sin embargo, la positividad no debería desplazar sentimientos como la preocupación, la ira o la tristeza. Ser optimista de forma cautelosa podría representar un equilibrio adecuado.

En última instancia, las familias que mejor controlan la situación consideran que el ataque o derrame cerebral es el principio del proceso de recuperación, no el fin de la vida tal como la conocen. Al colaborar, recopilar información y alimentar esperanzas realistas, los sobrevivientes y familiares mantienen cierto nivel de control.