Mejorar la motricidad fina
Las habilidades de motricidad fina se refieren a la forma en que usamos las manos y coordinamos los músculos pequeños que controlan los dedos. Esta habilidad, junto con otras funciones del brazo como alcanzar y sostener, pueden verse afectadas por un ataque o derrame cerebral. La gravedad del ataque o derrame cerebral determina la intensidad de esta debilidad.
Un ataque o derrame cerebral puede afectar muchas de las funciones de las extremidades superiores:
- control motor
- la percepción de dónde está tu cuerpo en el espacio (conocida como propiosensibilidad)
- disminución de las sensaciones
- debilidad en los hombros
- debilidad en la muñeca y la mano
Esto puede tener un gran impacto en la vida del sobreviviente, particularmente en la forma en que controlan muchas de las actividades esenciales de la vida cotidiana.
Algo tan básico como ponerse una camisa nos demuestra la importancia de las habilidades de motricidad fina. El sobreviviente debe tomar la camisa, colocársela y deslizar los brazos por las mangas. Debe acomodársela y cerrársela con los botones, el cierre u otras formas de sujetar las prendas. Todo esto puede ser dificultoso si se tiene habilidades de motricidad fina deterioradas. Es beneficioso para los sobrevivientes recuperar estas habilidades con un terapeuta ocupacional.
La terapia para la motricidad fina puede realizarse con internación o de forma ambulatoria según la gravedad del ataque o derrame cerebral y de la posición del sobreviviente con respecto a su proceso de recuperación.
La terapia ocupacional suele abarcar al menos uno de los siguientes tipos de intervenciones:
- Actividades de la vida cotidiana. Tareas como abotonar una camisa, atar agujetas, cortar alimentos, etc. requieren habilidades de motricidad fina. Se practican y fomentan estas actividades.
- Tareas funcionales. Practicar rutinas como cepillarse el cabello, alimentarse o lavarse los dientes.
- Actividades terapéuticas. Hacer ejercicios que son menos funcionales, como apilar conos o enhebrar cuentas con hilo.
- Ejercicios terapéuticos. El deterioro de muchas habilidades de motricidad fina se relaciona con la debilidad de los músculos. Las flexiones de bíceps, las prensas de pecho y las pesas libres son buenos métodos para incrementar la fuerza.
- Estimulación eléctrica neuromuscular. Este dispositivo envía impulsos eléctricos a los nervios, lo que hace que los músculos se contraigan. El objetivo es recuperar el movimiento y la fuerza.
- Práctica en serie. Esto significa realizar muchas repeticiones de una tarea específica. La idea es que “la práctica hace a la perfección”.
- Terapia de movimiento inducido por restricción. Se basa en el principio de que el movimiento en la mano o el brazo afectado puede fortalecerse y aumentar mediante la restricción de la mano no afectada. Se utiliza un mitón en la mano “fuerte” para forzar el uso de la mano afectada.
Luego de la rehabilitación, es importante continuar haciendo cosas que promuevan las habilidades de motricidad fina, como vestirse y alimentarse, de la forma más independiente posible. Es importante hacer que cada hora del día cuente. En cuanto a la práctica, hay cientos de instrumentos y estrategias que pueden utilizarse para compensar las habilidades deterioradas de motricidad fina. Estos son algunos ejemplos:
Un brazalete universal: este dispositivo de adaptación le permite al sobreviviente sostener un bolígrafo o un tenedor con la mano a pesar de la falta de fuerza o de coordinación. El brazalete universal se envuelve alrededor de la mano justo por debajo de los dedos y tiene un espacio en donde se coloca el objeto.
Calzador de calcetines: ayuda a las personas que tienen solo una mano funcional a ponerse los calcetines sin tener que agacharse hacia el pie.
Abotonador: les permite a los sobrevivientes abotonarse una camisa con una sola mano.
La independencia puede lograrse de muchas maneras. Tu terapeuta ocupacional siempre está disponible para ayudarte a vivir tu vida al máximo.