Cómo Ingrid Clarfield reinventó su vida musical después de un derrame cerebral

De Swarna Kuruganti y Mukul Pandya

Mukul Pandya es un sobreviviente de derrame cerebral y exdirector de redacción de Knowledge@Wharton, la revista en línea de administración comercial de Wharton School de la Universidad de Pensilvania. Hoy en día, Mukul es catedrático asociado en Saïd Business School de la Universidad de Oxford, que trabaja con la organización Stroke Onward para fomentar cambios en el sistema de atención médica y brindar apoyo integral a los sobrevivientes de derrames cerebrales y sus familias.

Swarna Kuruganti es una líder de trasformación centrada en la inteligencia artificial aplicada a los desafíos comerciales y humanos. Como socia administrativa de Si-7 LLC, ella escribe sobre su profundo interés en las experiencias innovadoras humanas con la inteligencia artificial en lo que respecta a la salud, entre otros temas, y procura hacer uso de las perspectivas adquiridas en sus funciones anteriores en la industria y al proporcionar asesoramiento estratégico. Swarna dirige actualmente la adopción de la inteligencia artificial empresarial en US Foods.

En esta columna, ambos reflexionan sobre el derrame cerebral de Ingrid Clarfield y exploran cómo los sobrevivientes pueden reclamar sus identidades con creatividad, resistencia y apoyo de la tecnología.


 
El psicólogo Carl Jung se cree que dijo, “No soy lo que me sucedió, sino lo que he decidido ser”. Esta declaración describe acertadamente la trayectoria inspiradora de Ingrid Clarfield, una talentosa maestra de piano que no permitió que un derrame cerebral, alterador de su vida, la definiera, descarrilara su pasión por la música y la enseñanza, o le robara su identidad.

La historia de Clarfield, también capturada en el inspirador documental Take a Bow (accesible en Amazon Prime), es una de valentía, creatividad y resistencia. Demuestra cómo el ingenio humano, potenciado por la tecnología, puede ayudar a sobrevivientes de derrames cerebrales a reclamar sus identidades y seguir persiguiendo el trabajo en sus vidas.

El derrame cerebral y sus efectos

En marzo de 2007, la vida de Clarfield cambió drásticamente. A los 60 años, después de enseñar piano en el colegio de coro Westminster Choir College por más de cuatro décadas, se despertó una mañana y se desplomó al piso. Había sufrido un grave derrame cerebral que la había dejado incapaz de usar el brazo y la pierna izquierda.

Para una pianista y maestra, eso hubiera acabado con su carrera. No obstante, Clarfield se negó a rendirse. Esto se debe a que ella proviene de una familia de sobrevivientes: sus padres se escaparon de Alemania durante la ocupación nazi. Estos antecedentes le dieron la fortaleza y determinación para enfrentar el nuevo desafío sin titubear.

La búsqueda de nuevas maneras para enseñar y tocar

Ingrid Clarfield está sentada en su silla de ruedas tocando el piano.En lugar de rendirse, Clarfield halló maneras innovadoras para seguir enseñando y tocando música:

  • Invitaba a artistas zurdos para que tocaran la parte de la mano izquierda de las partituras mientras ella tocaba la de la derecha.
  • Usaba su experiencia para enseñar a los estudiantes con nuevas maneras únicas.

Clarfield descubrió que su nuevo método de enseñanza mejoró su capacidad para expresar ciertos conceptos musicales. Por ejemplo, cuando enseña a los estudiantes sobre la mano izquierda en una partitura musical, ahora ella les pide que toquen la parte de la mano izquierda mientras que ella toca la parte de la derecha, lo que brinda una experiencia extraordinaria de enseñanza al invertirse los papeles.

El uso de la tecnología como ayuda

La tecnología jugó un papel vital para ayudar a Clarfield a seguir con su trabajo:

  • Un dispositivo de movilidad de la mano la ayudó a volver a adquirir algo de movimiento en el brazo izquierdo.
  • Un dispositivo para caminar la ayudó a caminar otra vez estimulando los músculos de la pierna.

Estos dispositivos eran costosos, pero probaron ser muy útiles en la vida de Clarfield. El sistema de rehabilitación para el movimiento de la mano usa un estímulo eléctrico funcional para ayudar a los pacientes a volver a adquirir funcionamiento en la mano y el brazo. Clarfield recuerda, “Todavía puedo recordar la primera vez que sentí cuando los dedos se me movían. Estaba tan emocionada”.

El dispositivo para caminar, que Clarfield ha estado usando durante 15 años, se fija en su pierna y usa la estimulación eléctrica para activar los niervos y los músculos, permitiéndose así caminar. “No puedo imaginarme no tenerlo”, comentó ella.

La adaptación a nuevos desafíos

Clarfield tuvo que cambiar muchos aspectos de su vida cotidiana:

  • Modificó sus aretes y collares para que se le facilitara ponérselos con una mano.
  • Encontró a una terapeuta del habla que adaptó la terapia para que se ajustara más a su trabajo e intereses.

Su capacidad de adaptación se extendió hacia su perspectiva sobre la terapia también. Aunque inicialmente le daba poca importancia, su perspectiva hacia la terapia del habla cambió cuando encontró a una terapeuta que adaptó la práctica a las necesidades de Clarfield al estudiar el sitio web de Clarfield y hacerle preguntas sobre su trabajo e intereses.

El futuro de la tecnología en la música

Clarfield sentía curiosidad de cómo la nueva tecnología podría ayudar a músicos en el futuro. Se preguntaba si la inteligencia artificial podría componer música para pianistas con una sola mano. No obstante, enfatiza que la música trata sobre emoción y libertad, lo que resultaría difícil a las máquinas entender y replicar.

Cuando se le presentó la idea de usar un brazo robótico para tocar la mano izquierda de las partituras musicales de piano, Clarfield expresa tanto interés como incredulidad. Como ella indica, “La música tiene componentes de emoción y libertad tan importantes. No toco el piano metronómicamente. Si toco una pieza de Chopin, tengo en cuenta la gran libertad inherente que posee. Alguien tiene que poder seguirme”.

La importancia de la conexión humana

A pesar de usar tecnología, Clarfield cree que la conexión humana en la música y la recuperación es vital:

  • Ella bromea e interactúa con sus invitados zurdos durante representaciones musicales.
  • Ella anima a sus estudiantes a expresar sus propias emociones en la música y no solo copiar a los demás.
  • Ella ha creado amistades con otros sobrevivientes de derrames cerebrales e incluso comparte una cena en el “aniversario anual de sus derrames cerebrales”.

Una trayectoria musical que continúa

Primer plano de Ingrid ClarfieldHoy en día, 17 años desde su derrame cerebral, Clarfield sigue enseñando, tocando música e inspirando a otras personas. Ha escrito numerosos libros sobre la enseñanza de piano y viaja para compartir sus conocimientos e historia. Clarfield tiene una nueva serie de tres libros que pronto se publicará.

Su trayectoria ilustra a perfección el sentimiento de Carl Jung. Clarfield realmente se ha convertido en lo que ella ha decidido convertirse —no la víctima de una circunstancia— sino una sobreviviente, una innovadora y una inspiración para músicos y sobrevivientes de derrames cerebrales por igual.

 

Deb and Steve Zuckerman Debra Meyerson, sobreviviente de ataque o derrame cerebral, y Steve Zuckerman, su marido y “compañero de cuidados” tras el ataque o derrame cerebral, fundaron la organización sin fines de lucro Stroke Onward para ayudar a sobrevivientes, familiares y cuidadores a recorrer el camino emocional de la reconstrucción de sus identidades y vidas gratificantes. Como escritores invitados, comparten sus experiencias y puntos de vista en su proceso posterior al ataque o derrame cerebral.

 


Logotipo de Stroke Onward

La American Stroke Association está colaborando con Stroke Onward para apoyar a los sobrevivientes de ataque o derrame cerebral y a sus compañeros de cuidados en su recuperación emocional.