El costo de no modificar tu hogar

Las modificaciones del hogar no suelen considerarse un gasto médico. Por eso, no suelen estar cubiertas por el seguro médico. Es por este motivo que algunas personas suelen renunciar a estas modificaciones y buscan alternativas menos costosas. Aunque esta opción parece más económica, puede haber costos imprevistos en el futuro. Por eso es importante tener en cuenta todas las formas en que puede costarte no hacer modificaciones.

Por ejemplo, si no puedes manejarte en el baño de forma independiente (y decides no hacer modificaciones), puede que tengas que:

Contratar a otra persona.

Si se trata de un miembro de la familia, las relaciones pueden volverse tensas. Con el tiempo, es posible que tu ayudante no pueda o no quiera continuar. Si el esfuerzo físico es importante, tú y tu ayudante corren el riesgo de lesionarse. Incluso la ayuda “gratuita” tiene un costo si la persona reduce sus horas de trabajo o renuncia a un empleo para ayudar. Si decides contratar ayuda, la mayoría de las agencias exigen un mínimo de dos a cuatro horas diarias. El costo se acumula rápidamente. En todos los casos, si necesitas ayuda con las tareas de aseo personal, habrá problemas de privacidad.

Realizar la tarea en otro lugar.

Utilizar el baño en otro lugar podría suponer renunciar a cierta intimidad, por ejemplo, bañarse con esponja en el fregadero de la cocina. Un inodoro junto a la cama puede ayudar a la independencia, pero rara vez es estéticamente agradable y es posible que necesites ayuda para vaciarlo. Y aún menos deseable, es posible que sea necesario colocar el inodoro en otras zonas de la casa para que sea accesible.

Las tareas de aseo personal, como rasurarse, maquillarse o cepillarse los dientes pueden realizarse en un dormitorio o en otra zona, pero también puede ser a costa de la intimidad (y, a veces, de un espejo).

Abandonar la actividad.

Esto suele significar realizar baños con esponja en lugar de utilizar una tina, por lo que la higiene se ve disminuida. También significa “renunciar” a maquillarse o rasurarse. Aunque no son costos económicos, pueden repercutir en la autoimagen y la calidad de vida.

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