¿Cuál es la relación que existe entre la actividad física y la salud?
Incluso con factores de riesgo de enfermedades cardíacas, tales como la hipertensión arterial, la diabetes o el colesterol alto, las personas que hacen ejercicio de forma regular tienen menores índices de mortalidad que las personas que no tienen los factores de riesgo pero que sí son sedentarias. Es más, las personas con enfermedades cardíacas que están en forma viven más tiempo y tienen menos ataques al corazón que los pacientes cardíacos que no lo están. Los hechos hablan por sí solos: hacer ejercicio de forma regular beneficia tanto a las personas que padecen como a las que no padecen de una cardiopatía.
Hacer ejercicio de forma regular ayuda a conseguir lo siguiente:
- Disminuir la presión arterial.
- Reducir los niveles de LDL o colesterol “malo” en la sangre.
- Mejorar el nivel de glucemia.
- Reducir el estrés.
- Controlar el peso corporal.
- Mejorar la calidad del sueño y reducir el tiempo necesario para conciliar el sueño.
- Mejorar la memoria y reducir el riesgo de demencia y depresión.
- Hacer que se sienta bien consigo mismo.
¿Qué tipo de ejercicio físico es mejor?
Cualquier tipo de actividad física es bueno si hace que los músculos trabajen más de lo habitual. El corazón es un músculo y se beneficia del ejercicio al igual que el resto de los músculos del cuerpo.
Ejercicio físico para el corazón
Las actividades físicas que implican un movimiento rítmico y constante de las piernas y los brazos se denominan “ejercicios aeróbicos” y estos son especialmente buenos para el corazón. Por ejemplo: caminar, correr, nadar, andar en bicicleta y bailar. Hacer ejercicios aeróbicos de forma regular entrena el corazón para bombear sangre a todo el cuerpo.
Los adultos con discapacidades o enfermedades crónicas deben hacer ejercicio físico de forma regular según sus capacidades y evitar el sedentarismo. Cada semana, procure hacer ejercicios aeróbicos de intensidad moderada durante un mínimo de 150 minutos (2 horas y 30 minutos) o de intensidad alta durante 75 minutos (1 hora y 15 minutos). También puede elegir una combinación equivalente. Es más conveniente que los ejercicios se realicen a lo largo de la semana. Se pueden lograr beneficios aún mayores si cada semana hace 300 minutos (5 horas) de ejercicio aeróbico de intensidad moderada o 150 minutos (2 horas y 30 minutos) de intensidad alta.
Obtenga más información acerca de las recomendaciones de la American Heart Association sobre el ejercicio físico.
Hable con un profesional de la salud o un experto en ejercicio físico acerca de los tipos de ejercicios y la cantidad de actividad aeróbica que le convienen.
Ejercicio físico para el resto de músculos
Los ejercicios de estiramiento y fuerza mantienen los músculos en buena forma. Incluya ejercicios de fuerza en su rutina de entrenamiento al menos dos veces a la semana.
Los músculos pierden resistencia y flexibilidad a medida que envejece. Las tareas del día a día se vuelven más difíciles. Por ejemplo, inclinarse para atar los zapatos, abrir un frasco, levantar una bolsa de la compra o incluso levantarse de una silla. Cuando los músculos no están en buena forma, es más probable que pierda el equilibrio y se caiga. Los ejercicios de fuerza también pueden ayudarlo a estimular el metabolismo para que pueda sacar el máximo provecho de las actividades aeróbicas y perder peso más rápido.
Cómo empezar
Los adultos sanos, por lo general, no necesitan acudir a un profesional de la salud antes de empezar a hacer ejercicio de forma rutinaria. Sin embargo, si tiene una enfermedad crónica, su médico puede ayudarlo a planificar un programa de ejercicios adecuado y puede enviarlo a un programa de rehabilitación cardíaca oficial para que aprenda a hacer ejercicio de forma segura. También es posible que deba realizar una prueba de esfuerzo físico antes de empezar a hacer ejercicio nuevamente.
Su médico puede indicarle de qué síntomas debe estar pendiente durante la actividad física y qué debe hacer si presenta alguno.