Baje de peso y reduzca el riesgo de padecer enfermedades cardíacas
Si encuentra que tiene unos kilos de más y tiene problemas para bajar de peso, no está sola, en lo absoluto. Cerca del 70% de las mujeres estadounidenses tienen sobrepeso u obesidad.
Una motivación para bajar de peso es tener una mejor salud cardíaca. Las enfermedades cardiacas son la principal causa de muerte entre las mujeres, y el sobrepeso o la obesidad afectan directamente al corazón.
El exceso de peso puede hacer que el organismo sea más resistente a la insulina, una hormona que ayuda a regular los niveles de glucemia. La resistencia a la insulina es lo que ocurre cuando el organismo no utiliza la insulina como debería, lo que obliga al páncreas a producir más insulina. Con el tiempo, el páncreas no puede mantener su ritmo y los niveles de glucemia aumentan, lo que eleva el riesgo de padecer diabetes de tipo 2, en especial si se tiene un mayor riesgo genético de padecer diabetes.
Las personas que padecen diabetes tienen el doble de riesgo de sufrir enfermedades cardíacas o un ataque o derrame cerebral.
La resistencia a la insulina también está asociada al síndrome metabólico, que en ocasiones se denomina síndrome de resistencia a la insulina. Padecer un síndrome metabólico puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.
Intentar bajar de peso puede sentirse frustrante; sin embargo, es importante hacerlo por su salud cardíaca y general. La buena noticia es que incluso una pequeña baja, entre el 5% y el 10%, del peso corporal puede marcar la diferencia.
A continuación, se explica cómo el exceso de peso puede afectar al corazón:
Presión arterial alta
El sobrepeso o la obesidad aumentan el riesgo de tener la presión arterial alta, un factor de riesgo importante de sufrir enfermedades cardíacas y ataques o derrames cerebrales.
Cuando sufre de presión arterial alta, el corazón trabaja más arduamente para transportar la sangre por todo el cuerpo. La presión arterial alta también puede dañar las arterias, ya que las hace menos flexibles. Esto reduce el flujo de sangre y oxígeno al corazón, lo que puede provocar enfermedades cardíacas. Además, aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, una insuficiencia cardíaca y un ataque o derrame cerebral.
Colesterol alto
Tener sobrepeso u obesidad suele incrementar el nivel de LDL, o el colesterol “malo”, y reducir el nivel de HDL, o el colesterol “bueno”. El sobrepeso o la obesidad también pueden elevar los niveles de triglicéridos, un tipo de grasa que se encuentra en la sangre y que se mide junto con el colesterol. Los niveles elevados de colesterol LDL y triglicéridos pueden producir la acumulación de grasa en los vasos sanguíneos. Si el colesterol se acumula en exceso, puede formar coágulos en las arterias y provocar un ataque cardíaco o un ataque o derrame cerebral.
Apnea del sueño
La apnea del sueño obstructiva es lo que ocurre cuando está durmiendo y el cuerpo deja de respirar varias veces. Se produce porque las vías aéreas superiores se encuentran obstruidas, lo que disminuye el flujo de aire. Aunque la apnea del sueño puede afectar a cualquier persona, es más frecuente entre aquellas que tienen sobrepeso. Se calcula que alrededor del 25% de la población adulta general sufre de apnea del sueño, en comparación con el 45% de las personas con obesidad. Uno de los signos de la apnea del sueño es sentir cansancio durante el día aunque haya estado en la cama un tiempo suficiente.
La apnea del sueño está asociada a enfermedades cardiovasculares, como insuficiencia cardíaca, presión arterial alta y ataque o derrame cerebral.
Embarazo
La obesidad es un factor de riesgo para la aparición de complicaciones cardiovasculares en mujeres embarazadas que padecen enfermedades cardíacas. Si tiene previsto quedar embarazada, es una buena idea hablar de forma anticipada con su profesional de la salud sobre cómo mantener un peso saludable.
Menopausia
El riesgo de que aumente la incidencia de enfermedades cardíacas en las mujeres se produce aproximadamente en la misma etapa en que suele presentarse la menopausia. Esto ocurre por varias razones, incluidos los cambios en los niveles hormonales. La distribución de la grasa en el cuerpo puede cambiar a menudo durante la menopausia, puesto que se acumula más grasa alrededor del vientre. El aumento excesivo de peso o el exceso de grasa abdominal pueden contribuir aún más al riesgo de sufrir enfermedades cardíacas.