Diagnóstico y tratamiento temprano
Cuando alguien presenta síntomas de un ataque o derrame cerebral o de un AIT, un médico recopila información y hace un diagnóstico.
Revisará los eventos ocurridos y, luego:
- Consultará la historia clínica.
- Hará un examen físico y uno neurológico.
- Pedirá determinados análisis de sangre.
- Solicitará una tomografía axial computarizada (TAC) o una imagen por resonancia magnética (IRM) del cerebro del paciente.
- Estudiará los resultados de otras pruebas de diagnóstico que podrían ser necesarias.
Mediante las pruebas de diagnóstico, se examina el aspecto del cerebro, cómo funciona y cómo llega el suministro de sangre. Se puede identificar el área lesionada del cerebro. La mayoría de estos estudios son seguros e indoloros.
Las pruebas diagnósticas que tal vez te indiquen hacer se dividen en tres categorías.
Las pruebas de diagnóstico por imagen ofrecen un panorama del cerebro como una radiografía (tomografía axial computarizada [TAC] o imagen de resonancia magnética [IRM]).
Las pruebas eléctricas registran los impulsos eléctricos del cerebro.
Las pruebas para examinar el flujo sanguíneo muestran si hay algún problema que pueda ocasionar cambios en el flujo sanguíneo hacia el cerebro.
Tratamiento temprano de ataque o derrame cerebral isquémico
Un ataque o derrame cerebral isquémico ocurre cuando un coágulo sanguíneo bloquea un vaso que suministra sangre al cerebro. Es el tipo de ataque o derrame cerebral más común y representa el 87% de todos los casos. El objetivo del tratamiento es disolver o quitar el coágulo.
Para disolver un coágulo, se administra un medicamento denominado alteplasa (tPA) por vía intravenosa. Funciona disolviendo el coágulo para que la sangre pueda fluir nuevamente. La alteplasa puede salvar vidas y reducir los efectos a largo plazo de un ataque o derrame cerebral. Debe administrarse en el transcurso de las tres horas posteriores al inicio de los síntomas de un ataque o derrame cerebral (hasta 4.5 horas en el caso de algunos pacientes).
Para quitar un coágulo, se realiza un procedimiento denominado trombectomía mecánica. Los médicos usan un dispositivo con malla de alambre denominado recuperador de stent para extraer un coágulo de sangre grande. Se pasa un catéter a través de una arteria en la ingle hacia la arteria bloqueada en el cerebro. El stent se abre y atrapa al coágulo, permitiéndole a los médicos retirar el stent con el coágulo atrapado. Es posible que también se utilicen tubos de succión especiales para extraer el coágulo.
Este procedimiento debe hacerse en un plazo de seis a 24 horas luego del inicio de los síntomas del ataque o derrame cerebral y luego de que el paciente haya recibido alteplasa, si corresponde. Los pacientes deben cumplir ciertos criterios para poder someterse a este procedimiento.
Tratamiento temprano de un ataque o derrame cerebral hemorrágico
El ataque o derrame cerebral hemorrágico ocurre cuando un vaso sanguíneo se rompe y sangra dentro del cerebro.
Los vasos sanguíneos pueden tornarse débiles debido a la dilatación de una parte del vaso (aneurisma). En otros casos, puede deberse a una maraña de vasos sanguíneos dentro del cerebro que no se formaron normalmente, lo que hace que sean débiles (malformación arteriovenosa o MAV). Cuando la presión arterial alta no se controla, se produce una tensión sobre los vasos sanguíneos debilitados y eso puede producir las roturas que ocasionan un ataque o derrame cerebral. El objetivo del tratamiento es detener la hemorragia.
En algunos casos, se pasa un pequeño tubo (catéter) con una cámara a través de una arteria principal del brazo o la pierna y se guía hacia el área donde se produjo la hemorragia en el cerebro. A través de la cámara, el cirujano puede ver con detalle el área para poder resolver el problema. Una vez que el catéter llega a la zona de origen de la hemorragia, desprende un mecanismo, como una bobina, para evitar que se continúe rompiendo. Este tipo de procedimiento es menos invasivo que una intervención quirúrgica estándar.
A veces, se requiere realizar una cirugía para proteger el vaso sanguíneo en la base del aneurisma.