Los promotores tienden puentes entre vidas más saludables y una creciente población hispana
Por Lourdes Medrano, American Heart Association News
A Patricia Guevara le encanta las actividades con su hija de cinco años, Miranda, especialmente pintar y dibujar, con paseos ocasionales por el parque.
Sus vidas se volvieron más activas después que una promotora, o trabajadora de la salud comunitaria, pasó por su casa en la región de Pittsburgh.
Guevara se inscribió en un programa dirigido por una promotora para niños latinos de edad preescolar y sus familias. Mediante el programa piloto basado en los hogares, los investigadores de la Universidad de Pittsburgh se propusieron estudiar cómo los promotores influyeron en la actividad física de las familias latinas con niños pequeños.
"Pensé que esto era genial porque nos comprometimos a estar físicamente activas al menos cinco días a la semana", dijo Guevara, quien hace siete años llegó a Pensilvania procedente de Venezuela.
Los promotores sirven como enlaces de las comunidades con los servicios sociales y de salud pública para reducir las brechas en la equidad de la salud. Por lo general, los promotores comparten idioma y etnicidad con las personas con quienes trabajan. Su función es aumentar la concientización y enseñar a los participantes cómo acceder los servicios para la salud y a otros programas.
"Nos parecemos a ellos, hablamos como ellos y somos parte de su comunidad", dijo Mercedes Cruz-Ruiz, una experimentada promotora que capacita a los trabajadores de la salud comunitarios a través de su organización en Fort Worth, Texas. "Establecemos relaciones duraderas en nuestra comunidad".
Los promotores han estado desde hace largo tiempo difundiendo educación de salud básica en varios países. En China, los primeros promotores de salud preventiva fueron trabajadores agrícolas capacitados que realizaban labores de extensión en los campos agrícolas en las décadas de los 50 y los 60 del siglo pasado. El concepto se expandió globalmente, y hacia los años 70, quedó integrado en los esfuerzos para llegar hasta las comunidades rurales y de bajos ingresos en Estados Unidos.
En años recientes, los promotores hispanohablantes se han vuelto esenciales en las comunidades latinas –una de las poblaciones de más rápido crecimiento en Estados Unidos. Un informe del 2015 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, o CDC por sus siglas en inglés, encontró que las personas hispanas tenían tasas de mortalidad desproporcionadamente más altas a ciertas afecciones de salud, entre ellas la diabetes, y una mayor prevalencia de obesidad y presión arterial alta no controlada, todo lo cual puede contribuir a la enfermedad cardíaca. Los datos del censo muestran que las personas hispanas conforman cerca del 20% de la población de Estados Unidos, pero también tienen las tasas más altas de carencia de seguro entre todos los grupos raciales o étnicos.
Los promotores reciben capacitación especializada en educación para la salud y, por lo general, trabajan bajo la guía de organizaciones sin fines de lucro, centros de atención médica y otras organizaciones, en muchos casos como voluntarios. Las políticas federales también ayudan a financiar el trabajo de los promotores mediante subvenciones, programas estatales, reembolsos del Medicaid y programas de servicios sociales.
En Pittsburgh, la universidad, el gobierno local y los grupos comunitarios usan a los promotores para ayudar a la población hispana del área. En el condado de Allegheny, sus más de 30,000 residentes hispanos representan el 2.5% de la población, según muestran los datos del censo. Muchos de ellos viven en Pittsburgh, donde la comunidad hispana creció desde cerca de 7,000 en el 2010 hasta más de 10,000 en el 2021. La población hispana de Pensilvania es el tercer mayor grupo racial o étnico del estado, con aproximadamente 8%. En el año 2020 sobrepasó el millón de personas, un aumento de cerca de 45% con respecto al 2010.
La Dra. Patricia Documét, profesora asociada de ciencias del comportamiento y la salud comunitaria en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh, dijo que la creciente población latina de la ciudad incluye una mezcla de personas con raíces en diversos países de habla hispana. Documét, una pediatra originaria de Perú, dijo que cuando ella llegó a Pittsburgh durante la década de los 90, escaseaban los programas para residentes hispanos, pero el gobierno local y las organizaciones comunitarias han comenzado lentamente a abordar sus necesidades.
Buena parte de su investigación actual se concentra en el impacto del apoyo social sobre la salud de las personas latinas y el de los trabajadores de la salud comunitarios que promueven el acceso a los servicios de atención médica, la alimentación saludable y el ejercicio entre las familias. Ella trabaja con Latino Engagement Group for Salud, una coalición de grupos comunitarios que trabajan con promotores y otras personas latinas en iniciativas enfocadas hacia la comunidad, como De la Mano con la Salud. Este proyecto capacitó a promotores varones para ayudar a conectar a los hombres inmigrantes latinos con los servicios de salud y sociales.
"Los promotores ayudan a los participantes a alcanzar sus propias metas", dijo Documét. "Eso funciona mejor que decirles a las personas lo que tienen que hacer".
En Texas, donde aproximadamente el 40% de la población es hispana, el deseo de Cruz-Ruiz de trabajar como promotora surgió de su propia experiencia. Ella es una superviviente de miniderrames cerebrales, y sus padres padecieron de la enfermedad cardíaca. Su padre murió de un ataque cardíaco a los 44 años. Ruiz-Cruz sabía que ella estaba en alto riesgo, así que aprendió acerca de la enfermedad cardíaca. Ella considera que compartir ese conocimiento podría ayudar a otros a prevenir enfermedades crónicas.
La duración y el contenido de la capacitación de los promotores pueden variar, según los problemas de salud sobre los que aprenden, dijo Cruz-Ruiz. Cuando terminan, van a sus comunidades y miden la presión arterial de las personas, les muestran cómo tomar sus medicamentos, les proporcionan transportación para citas médicas o comparten con ellas información sobre programas para llevar una vida más saludable.
"Si podemos prevenir desde temprano, podemos enlentecer las enfermedades crónicas", dijo ella. "Un proveedor de atención médica puede tener 10 minutos para hablar con una persona, pero nosotros, como trabajadores de la salud comunitarios, podemos hablar una hora con esa persona y verdaderamente explicarle lo que sucede en su cuerpo".
Guevara dijo que a ella y a Miranda les gustó la interacción frecuente en su propio hogar con una promotora que hablaba español. "El primer día que la promotora vino nuestra casa, nos trajo una caja con guías y juegos para actividad física", dijo ella.
Durante los pasados dos años la promotora las ha ayudado a adherirse a su compromiso de ser más activas, dijo Guevara.
"Mi hija aprendió que el ejercicio es necesario y que nos ayuda a mantenernos saludables y a tener más energía para estar activas", dijo ella. "Hasta el día de hoy, mi hija todavía pide estar físicamente activa".